UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA
Fundamentos de economía
FLAVIA CRISTINA RODRIGUEZ ANDRADE
MIRTHA GUEVARA LEAL
MARIA CRISTINA CHAVEZ CASTILLO
MARIA ISABEL ALBA HERNANDEZ
FUNDAMENTOS DE ADMINISTRACIÓN
Docente: Alexander Restrepo
Administración I semestre, grupo 1AN4
30 de agosto de 2011
Bogotá
CONTENIDO
1. Biografía Karl Marx
2. Contexto histórico
3. Socialismo
4. Definición
5. Metas del socialismo
6. Socialismo e utópico
7. Socialismo científico
8. Social democracia
9. ¿qué es el socialismo?
10. Comunismo
11. Corrientes del comunismo
12. Comunismo soviético
13. Comunismo Chino
14. Comunismo en cuba
15. Características del comunismo.
16. Diferencias entre el socialismo y el comunismo.
17. Bibliografía
Contexto histórico del socialismo y el comunismo
No se puede hablar de socialismo sin referirse al capitalismo
Cerca de 1789 existían en Francia 3 clases sociales; se manifestaron en la revolución industrial Ricos (dueños de fábricas) Pobres (trabajadores)
La revolución francesa (1789) unio la lucha de los dos sectores
La sociedad jerarquizada estaba compuesta por 3 estados
Clero (iglesia) No pagaban impuestos
Nobleza No pagan impuestos
Estado llano o tercer estado (burguesía, profesionales, empleados y mendigos) Pagaban impuestos, solventaban los gastos del estado francés
Filósofos que aportaron ideas luminosas
Montesquieu Rosseau
Voltaire
Aportaron ideas de rebeldía en contra del poder dictatorial
Consideraban a la razón y no a la fe como fuente de conocimiento
Ideas:
Poder del pueblo
Contrato social entre el pueblo y sus dirigentes
Igualdad y división de los poderes del estado
ANTECEDENTES DEL SOCIALISMO
Francia atraviesa una crisis económica, nuevos impuestos
Convocatoria a los estados generales
Toma de la Bastilla
Los diputados abolieron el orden feudal
Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano por la Asamblea constituyente francesa
Libertad de comercio
Propiedad privada
Máximo exponente del liberalismo fue Adam Smith (1723-1790)
Contrariamente al capitalismo y a las ideas liberales, surgió el socialismo, que quería un mejor reparto de las riquezas, en una sociedad sumida en la injusticia distributiva.
Karl Marx nació en la Renania prusiana actual Alemania, en la ciudad de Trier (antes Trèves, en español Tréveris) el 5 de mayo de 1818. Fue uno de los siete hijos del abogado judío Heinrich Marx y de su esposa holandesa Henrietta Pressburg. El padre era un hombre inclinado a la Ilustración y a las ideas moderadamente liberales, devoto de Kant y de Voltaire. Por tanto, Karl tuvo una infancia habitual en la burguesía culta de su tiempo, y asistió a la escuela y cursó el bachillerato en su ciudad natal.
Karl Marx
En octubre de 1835, con diecisiete años, se inscribió en los cursos de humanidades de la Universidad de Bonn. Pasó allí sólo un año, en el que estudió griego e historia y llevó una agitada vida estudiantil, incluyendo un duelo y un día de calabozo por alcoholismo y desórdenes (fue la única vez que el fundador del comunismo científico estuvo en prisión). El ambiente universitario de Bonn era rebelde y politizado, por lo que Karl se hizo miembro de un círculo en el que se discutía de política y poesía, y llegó a presidir el Club de las Tabernas, que tenía otros fines. Pese a tantas actividades, de pronto resolvió pasarse a la Universidad de Berlín, en la que ingresó al año siguiente, también en el mes de octubre.
En Berlín se apuntó para estudiar leyes y filosofía, sin abandonar su inclinación por la historia. Encontró muchos amigos y una novia, Jenny von Westphalen, joven inteligente y atractiva de veintidós años (cuatro más que Karl Marx), perteneciente a una familia de funcionarios de reciente nobleza, que jamás tragarían al «noviecito» judío e intelectual de Jenny.
Un joven hegeliano
Georg W. F. Hegel acababa de morir y el ambiente universitario berlinés era fervorosamente hegeliano, aunque cada grupo o cenáculo estudiantil interpretaba las ideas del creador de la dialéctica a su manera. El joven Marx se vio inmerso en esas discusiones, que lo llevaron a una profunda depresión y al primer descalabro de su frágil salud. En prenda a su rigor intelectual, aceptó incorporarse a «una concepción que odiaba» (según carta a su padre de noviembre de 1837) y se unió al grupo de seguidores del joven profesor Bruno Bauer, que sostenía las ideas más progresistas y democráticas de la obra de Hegel y el cuestionamiento del pensamiento matemático y formal.
Casa natal de Marx
Bauer fue expulsado de la universidad por «radical» en 1839, pero los jóvenes hegelianos ya eran republicanos de izquierdas que utilizaban la filosofía y la dialéctica como instrumento crítico de la rígida sociedad prusiana en la que vivían. No obstante, Marx y sus compañeros eran todavía idealistas y bastante románticos, al confiar en que la sociedad cambiaría gracias al desarrollo de la cultura y la educación. Esta posición no era compartida por el periodista Adolph Rutemberg, el más íntimo amigo de Karl en esa época, que lo impulsaba a conocer la lóbrega realidad de los obreros y los menesterosos.
A instancias de sus amigos y de Jenny, en abril de 1841 presentó una brillante tesis doctoral que contrastaba la filosofía de Demócrito y la de Epicuro, incluyendo la después famosa frase: «La crítica es también teoría», con lo que se doctoró en filosofía cuando aún no había cumplido veintitrés años. No irían mucho más allá sus logros académicos. A principios del año siguiente se incorporó a una publicación fundada por las fuerzas más progresistas de Colonia, entonces capital industrial de Prusia.
Como redactor de la Rheinische Zeitung (Gaceta de Renania), Marx tomó contacto con las realidades sociales y la naturaleza crudamente clasista de la legislación prusiana. Nombrado otra vez director de la revista en octubre de 1842, sus crónicas parlamentarias desde la Dieta renana denunciaban al Estado como guardián y valedor de los intereses de los empresarios y expresaban su interpretación radical del pensamiento hegeliano, en tanto que el Estado no cumplía su función esencial como realización ética de la especificidad humana.
Su labor como periodista político lo llevó a tomar conocimiento de los movimientos obreros en Francia e Inglaterra, especialmente por las crónicas de Heine desde París y Lyon, y de las ideas del socialismo utópico mantenidas por Fourier, Owen, Saint Simon y Weitlig. Desde hacía un tiempo estaba fuertemente Influido por el pensamiento de Ludwig von Feuerbach, discípulo de Hegel que elaboró lo que suele resumirse como un «humanismo ateo». Marx comenzó a intentar casar ese materialismo con la dialéctica hegeliana sin llegar a plantearse todavía nada que pudiera llamarse lucha de clases. Justificaba en sus artículos las reivindicaciones proletarias europeas como rebelión de «la clase que hasta ahora no ha poseído nada», un fenómeno natural y circunstancial motivado por la insensibilidad del estamento dominante, que no cumplía adecuadamente su papel rector. Incluso criticaba abiertamente las ideas del comunismo utópico por su parcialidad clasista, que dejaba de lado las «comprensiones objetivas» de la realidad. En última instancia siguió defendiendo el estado integral humanista de Hegel, frente al «estado de artesanos» que, en su opinión, propiciaban los protocomunistas.
La censura prusiana presionó seriamente contra los editores de la Rheinische Zeitung y Marx se vio obligado a dimitir. No deseaba regresar a la carrera académica a causa del rígido control ideológico implantado por el gobierno en la universidad. Tras siete años de noviazgo, se casó con Jenny en junio de 1843 y ambos se sumaron a la emigración política alemana que se dirigió a París. Allí conocería a la crema de la juventud revolucionaria europea, como Heine, Borne, Proudhon y, sobre todo, Friedrich Engels.
El Manifiesto comunista
Marx siguió trabajando sobre la base del humanismo abstracto de Feuerbach, que criticaba la religión y la filosofía especulativa. Por su parte, Engels lo convenció de la importancia de profundizar los estudios económicos. Junto al hegeliano Arnold Ruge editó en 1844 el Deutsch Französische Jahrbücher (Anuario AlemánFrancés), que incluía dos extensos artículos de Marx: «La cuestión judía» y «La filosofía hegeliana del derecho» en el que escribía el célebre aserto: «La religión es el opio de los pueblos» (metáfora de gran actualidad, pues Inglaterra acababa de invadir China en la llamada «guerra del opio»). También trabajó en esa época en unos Manuscritos económicofilosóficos, que dejó en borrador y no publicó durante su vida. En ellos se refleja especialmente el momento de transición que atravesaba su pensamiento, y el proceso de elaboración de lo que él mismo llamaría la «mezcla» entre el análisis crítico de las ideas y el estudio e interpretación de los datos reales.
Marx y Engels
La presión de Prusia sobre el gobierno de Guizot hizo que Karl Marx abandonara París. El 5 de febrero de 1845 se instaló en Bruselas, donde transcurrirían dos años de fecundo trabajo en colaboración con Engels. Fue en ese período cuando efectuaron la primera formulación del materialismo dialéctico y escribieron La sagrada familia, La ideología alemana y Miseria de la filosofía, este último cuestionando el libro de Proudhon Filosofía de la miseria.
En 1847 Marx llegó a Londres y tomó contacto con una sociedad secreta en formación, la Liga de los Justos, integrada principalmente por artesanos alemanes emigrados, que le pidieron que escribiera sus estatutos. Engels los relacionó con los obreros izquierdistas ingleses, y ambos trabajaron desde diciembre hasta enero de 1848 en la carta fundacional de la Liga, que se publicó como Manifiesto comunista. La declaración comienza con una frase que se hizo famosa: «La historia de toda sociedad que haya existido hasta hoy, es la historia de una lucha de clases». Y entre sus consideraciones afirma que las fuerzas productivas están en tensión constante con «las relaciones de producción, con las relaciones de propiedad, que son las condiciones de vida de la burguesía y de su dominio».
Según escribiría más tarde Engels, fue en este período cuando se produjo el punto de inflexión conceptual que rebasó a Feuerbach, pasando «del culto del hombre abstracto a la ciencia del hombre real y su evolución histórica». Apareció entonces también la idea de la «sobreestructura» compuesta por las instituciones y formaciones ideológicas, frente a la Verhaltnisse (palabra alemana que significa tanto condiciones como relaciones) de producción y apropiación del producto social.
En ese momento estallaron en Europa una serie de revoluciones populares en cadena que afectaron a Francia, Italia y Austria, con repercusiones sociales en Alemania e Inglaterra. Marx fue invitado a París por el gobierno provisional y se opuso con vehemencia a la expedición «liberadora» sobre Alemania que proponía el poeta Georg Herwegh. Esto le granjeó una gran impopularidad entre los revolucionarios, pese a que él y Engels pasaron en abril de 1848 a Alemania para colaborar con las fuerzas democráticas. La propuesta de Marx era una alianza de los trabajadores con la burguesía progresista, que lo llevaría a enfrentamientos frontales con los líderes obreros.
Marx resucitó en Colonia la Neue Rheinische Zeitung, que tuvo corta vida debido al contraataque represivo del gobierno prusiano. En su último número, espectacularmente impreso en tinta roja, la revista convocaba tardíamente a la resistencia armada. En 1849, ante el fracaso de la revolución, Marx volvió a París, de donde fue nuevamente expulsado. Pasó a Londres, ciudad en la que viviría el resto de sus días. El desencanto circunstancial respecto al activismo político y su rechazo al radicalismo utópico de algunos compañeros, lo llevó a disolver en 1850 la Liga de los Comunistas.
El cerebro de la Internacional
La primera época en Londres fue bastante dura para Karl Marx, sumido en la pobreza, aquejado por su mala salud y acechado por los acreedores. La familia sobrevivió seis largos años en dos míseros cuartos del Soho, gracias a las ayudas que enviaba Engels desde la factoría de su padre en Manchester, donde trabajaba como contable. También colaboraron a su sustento Wilhelm Wolff, amigo de Karl, y esporádicos envíos de los parientes de Jenny. Dos de los cuatro niños de los Marx murieron en esos años de privaciones y sufrimientos.
A fines de 1851 el New York Tribune lo designó corresponsal, lo que alivió en parte su situación económica y mucho su dignidad. En once años de colaboración, Marx escribió para ese diario más de quinientos artículos y editoriales, un tercio de ellos con Engels. En esa etapa de su labor intelectual comenzó a preparar datos y materiales para el primer volumen de El capital (Das Kapital). Trabajos como la Contribución a la crítica de la economía política, Teorías sobre la plusvalía o un nuevo Esbozo para una crítica de la economía política suelen ser considerados como escritos preparatorios de su monumental obra teórica. Mientras tanto, no dejó de mantener nuevos enfrentamientos con los que llamaba «aventureros» y «alquimistas» de la revolución.
No obstante, cuando en 1864 se fundó en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores (conocida popularmente como la Internacional), sus dirigentes llamaron a Karl Marx a participar y a colaborar en la redacción de sus primeros documentos. Si Marx es considerado el creador del comunismo moderno, y la Internacional su primera formación concreta para los trabajadores de todo el mundo, lo cierto es que aquél no fue fundador ni líder de ésta, sino sólo el guía intelectual de un sector de la misma.
Como miembro del consejo general, trabajó activamente en la redacción de la memoria inicial y los estatutos de la asociación, al tiempo que completaba la elaboración del primer volumen de El capital, que se editó en Londres en 1867. Fue el único volumen publicado en vida de su autor (los volúmenes II y III los dio a conocer Engels, respectivamente, en 1885 y 1894), y el conjunto de esta obra tuvo una influencia decisiva a lo largo del siguiente siglo. Sólo bastante más tarde se comenzó a dar importancia al estudio y conocimiento de los trabajos anteriores y juveniles de Karl Marx. El núcleo ideológico de El capital parte de la negación de la especulación filosófica como fundamento de la acción política revolucionaria, que debe basarse en el conocimiento positivo de la realidad histórica social y económica. En este último aspecto, introduce el concepto de la «plusvalía» como valor del trabajo humano del que se apropia el dueño de los medios de producción.
La Internacional nació en un momento propicio, como propuesta de unión y organización concreta del movimiento obrero, en tanto expresión de la clase trabajadora más allá de las fronteras nacionales. En 1869 alcanzaba ya la cifra de 800.000 asociados, con un consejo general integrado por representantes de las «secciones» de los distintos países. En 1870 Engels consiguió trasladarse a Londres. Curiosamente, fueron los italianos quienes le pidieron que se incorporase al consejo como delegado de su sección. La entrada de su estrecho colaborador alivió a Marx de la intensa tarea como «cerebro» de la asociación y le permitió dedicar más tiempo a sus estudios en el Museo Británico y a sus escritos teóricos.
Marx en 1882
Pese a ser quien era, Karl Marx no era un nombre muy conocido en el resto de Europa: en parte porque escribía en alemán (pero sus obras no se publicaban todavía en Alemania) y en parte porque sus elaboraciones conceptuales y su estilo no estaban precisamente al alcance de las masas. Fue el levantamiento popular de París en 1871, conocido como la Comuna, el que adoptó El capital como fundamento teórico, proclamó la primera experiencia histórica de «dictadura del proletariado» y difundió el nombre de Karl Marx por todo el mundo. La mayor parte de los revolucionarios y líderes obreros adoptaron sus ideas (aunque no todos las bebieran en su fuente original) y se inició la veneración de su persona y su obra como quintaesencia del pensamiento revolucionario.
Mientras tanto, el Marx de carne y hueso estaba enredado en una furiosa disputa de facciones en el seno del consejo general de la Internacional. Su adversario era Mijaíl Bakunin, y el tema de enfrentamiento era el camino a seguir en la lucha revolucionaria. El líder anarquista ruso, que había levantado la Comuna de Lyon en 1870, propiciaba la destrucción de los estados nacionales y disentía del papel que otorgaba su rival al partido y a los obreros industriales como vanguardia revolucionaria. El enfrentamiento se alimentaba también de las fuertes y tozudas individualidades de ambos adversarios y de su inocultable encono personal. Marx, que no estaba libre de prejuicios, llegó a afirmar: «No me fío de los rusos». Hay quien, no sin ironía, vio en esa frase una cierta intuición profética.
En el congreso celebrado en 1872 en La Haya, los partidarios de Marx consiguieron la expulsión de Bakunin y sus seguidores de la Asociación Internacional de Trabajadores. En el mismo encuentro, Engels anunció que la sede del consejo se trasladaría de Londres a Nueva York, noticia que fue recibida con justificada preocupación por los asistentes. En efecto, la que pasaría a la historia como la I Internacional languideció en su sede americana hasta desaparecer. Luego vendrían la II, III y IV Internacional, de diverso signo ideológico y sin vinculación con la persona de Marx. Éste decidió retirarse del activismo político en 1873, para dedicarse al estudio y el trabajo teórico.
Varios autores consideran que la capacidad intelectual de Karl Marx se debilitó notablemente en la última década de su vida. Lo cierto es que era un hombre enfermo, casi sexagenario y profundamente desengañado por la incomprensión o la trivialización de su pensamiento por muchos de los que deberían desarrollarlo y llevarlo a la práctica. En sus obras de madurez recuperó buena parte del estilo y la terminología del lenguaje filosófico de Hegel, según el propio Marx, por «coqueteo intelectual» con la obra de su antiguo maestro y como respuesta a la «vulgarización» que mostraba la cultura de izquierdas desde hacía varios años. Por otra parte, buscó también expresar su reconocimiento al fundador de la dialéctica, pese a no haber compartido sus «mixtificaciones idealistas».
Pese a ese semirretiro y a la declinación de sus energías creativas, Marx recibió en esta etapa final visitas y correspondencia de líderes obreros y políticos. Nunca descuidó y siempre mantuvo un magnetismo personal sobre los círculos revolucionarios (incluso los que no compartían sus puntos de vista), que no podían sustraerse a lo que Engels denominaba su «peculiar influencia». Hacia 1877 con la salud muy quebrantada, se refugió definitivamente en la vida hogareña. Y fue precisamente en el círculo familiar donde se produjeron dos desgracias consecutivas que probablemente precipitaron su muerte. El 2 de diciembre de 1881 falleció su esposa, y apenas un año después, el 11 de enero de 1883, su hija mayor, Jenny Longuet. Solo, abatido, con la mente debilitada y los pulmones seriamente afectados, Karl Marx murió o se dejó morir el 14 de marzo de 1883. Su tumba en un cementerio londinense es hasta hoy meta de peregrinación de marxistas y no marxistas que veneran la importancia de su obra y la profunda apertura intelectual de su pensamiento.
SOCIALISMO
Doctrina o práctica social que postula la posesión y administración pública de los medios de producción, con el objeto de promover el bienestar de la sociedad en general y no en favor de un sector en especial.
METAS DEL SOCIALISMO:
§ La abolición de las clases sociales.
§ El dominio del socialismo sobre el capitalismo.
§ El reparto equitativo de los bienes.
§ La educación al pueblo.
§ La reforma agraria.
§ El exterminio de la burocracia.
§ La nacionalización de las industrias
§ El socialismo utópico
§ El socialismo científico.
SOCIALISMO UTÒPICO:
El socialismo surgió a principios del siglo XIX, como consecuencia de los eventos desencadenados por la Revolución Industrial y la Revolución Francesa. Éste período fue conocido como Socialismo Utópico.
Sus principales corrientes fueron:
El saintsimonismo: cuyos representantes fueron, Saint-Simon, Enfantin, Bazard y Leroux;
El fourierismo: representado por Fourier y Considérant;
3. Y la línea de Robert Owen y Thomson.
SOCIALISMO CIENTÌFICO:
Buscó comprender los hechos sociales y económicos postulando como tesis central que el socialismo nacería en el seno de la sociedad capitalista dado que su desarrollo era consecuencia espontánea de las contradicciones mismas del proceso económico social.
El objetivo sería la conquista del poder por parte del proletariado organizado en partidos y la instauración de un nuevo Estado.
SOCIALDEMOCRACIA:
Actualmente, los partidos europeos de raíz socialista reciben el nombre de social democracia. Estos promueven la obtención de reformas sociales a través de medios parlamentarios. La rosa con un puño, es el símbolo de los partidos socialistas europeos, tales como el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Partido Laborista inglés.
COMUNISMO
Es un Estado social en el cual los medios de producción no pueden pertenecer a propietarios privados. Se trata pues, de una sociedad sin clases en donde ningún grupo humano podría explotar a otro, ni tampoco los individuos pueden hacerlo entre sí.
CORRIENTES COMUNISTAS:
* Austromarxismo
Surge a partir de la mezcla de principios del capitalismo con principios leninistas.
* Socialismo autogestionario
Es el sistema político que está basado en la participación de las diferentes comunidades cercanas a la vida cotidiana colectivizada en la gestión de comunidades políticas superiores.
* Nacional-bolchevismo
Busca como meta final un estado socialista y nacionalista inspirado en el estalinismo, una sociedad basada en el principio de "a cada cual según sus necesidades" pero desarrollada en un ámbito meramente estatal.
COMUNISMO SOVIÈTICO:
Tras la revolución industrial, por los llamados «socialistas utópicos» (Owen, Saint Simón, Fourier), pero su formulación como sistema coherente se debe a Marx y Engels (s. XIX), quienes aplicaron la dialéctica de Hegel al materialismo histórico.
En 1991, y tras los sucesos que culminaron en la desmembración del estado soviético, Rusia recuperó su personalidad histórica y se constituyó en una república en torno a la cual empezó a vertebrarse la Comunidad de Estados Independientes (CEI).
COMUNISMO CHINO:
La derrota nacionalista en 1949 hizo que se formara un partido único, el comunista culminando su trabajo en una serie de campañas orientadas a la transformación radical de la sociedad, la economía y la cultura del país.
En 1966 Mao inicio la revolución cultural del proletariado. En 1976 con la muerte de Mao Zedong culmino una etapa de la historia comunista para dar paso a nuevos actores del PCC.
COMUNISMO EN CUBA:
Julio Antonio Mella, fundador junto a Carlos Baliño y José Miguel Gómez del primer Partido Comunista de Cuba
La principal misión de aquellos fundadores fue crear el primer Partido Comunista de Cuba y afiliarlo a la Tercera Internacional, fundada por Vladimir I.
Se propusieron trabajar activamente en los sindicatos, organizar a los campesinos y luchar por los derechos de la mujer y la juventud.
Concedieron gran importancia a la educación partidista y al reforzamiento ideológico de la prensa obrera.
CARACTERISTICAS:
§ El comunismo es una doctrina que defiende colectivización de los medios de producción y el reparto de los bienes de consumo según las necesidades individuales.
§ El individuo trabaja por el bien común.
§ Se aplica la ley de uno para todos y todos para una.
§ El individuo trabaja sin ninguna remuneración.
§ Se restauran los valores como honestidad, trabajo, compañerismo, amistad.
§ No están de acuerdo con la religión católica.
Bibliografía
http://filosofia.idoneos.com/index.php/Problemas_filosoficos/Socialismo,_comunismo_y_anarquismo
http://www.slideshare.net/anonimosatipo/el-estado-socialista
http://www.tueconomia.net/sistemas-economicos/comunismo.php
http://youtu.be/_KY9laN7KeU
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